martes, 12 de enero de 2010

Nieve en el Parque Central o el Crimen de Copenhague

La abuela Ana siempre ha dicho que el color que más disfruta de la vida es el verde. Lo afirma cada vez que recorre las carreteras del país con campos colmados de árboles y sembradíos. Por eso siempre cuidó de coloridos jardines y flores en maceta.

Lo que más llama la atención a la abuela es la amplia variedad de tonalidades que el color verde presenta en Guatemala: algunas regiones muestran verdes oscuros en montañas y volcanes cubiertos de pino y ciprés, allí las nubes y el quetzal (el de las plumas verdes, verdes, verdes) tratan de sobrevivir en síntesis de armonía ecológica contra la acción depredadora de grandes madereros; en otras partes admiramos verdes encendidos por hojas de amates, ramones y ceibas que animan la temperatura de los bosques latifoliados y el sabor de la gente de Izabal y El Peten; de estos verdes hay algunos parches que quedaron en la Costa Sur luego que el verde uniforme del algodón y la caña de azúcar, mezclados con el verde mugre de los billetes de 100 dólares, devoraron la selva subtropical de la Costa. Otros tonos son los que vemos en los surcos de opacas hortalizas, los profundos y aterciopelados verdes del maíz en crecimiento, las pinceladas de esmeralda en las aguas del Río Cahabón y la Laguna de Lachuá o los verdes cálidos en las plumas de loros peteneros.


El verde nos acompaña de enero a diciembre. Podemos decir que la navidad en Guatemala es una verde navidad. El pasado diciembre una pequeña excepción, que confirma la regla, sucedió en al menos tres volcanes y algunas montañas del altiplano occidental del país: los árboles y las praderas amanecieron cubiertas de blanco. Por primera vez en mucho tiempo la nieve cayó sobre una porción del territorio nacional. Imagínese usted en la posibilidad futura de que la nieve caiga no sólo en las partes altas, sino que incluso veamos una capa de nieve en el mismo parque central de la Ciudad Capital: el Guacamolón y la Catedral cubiertos de blanco. Sería la algarabía de niños y niñas que en cada esquina del Portal del Comercio construirían muñecos de nieve tantas veces vistos en las series extranjeras de televisión. Es más, no sólo los infantes sino que adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos, hombres y mujeres, nos daríamos a la alegría de jugar con bolas de nieve y armar guerritas, menos peligrosas que las que se hacen con balas. ¡Mejor las bolas que las balas!

Siento decepcionar a los que emocionados y emocionadas, como yo alguna vez, sueñan con una blanca navidad al estilo Holywood en plena 18 calle y sexta avenida. La efímera nevada en occidente es interpretada como un fenómeno extremo de tantos otros que se vendrán sobre nuestro territorio debido a los desequilibrios causados por el cambio climático, principalmente sequías prolongadas e inundaciones torrenciales. Ahora famoso, el cambio climático empieza a preocupar de verdad a las sociedades y pueblos de todo el mundo pero pareciera importar poco o nada a las grandes corporaciones industriales y a los gobiernos que representan estos intereses corporativos: la cumbre sobre cambio climático de Copenhague en diciembre recién pasado es una muestra de ello.

¿Qué hacemos ahora los pueblos del mundo ante la actitud de desprecio por la humanidad que se ha hecho manifiesta en la cumbre? El tema no es más un asunto de conservacionismo o una especificidad científica de biólogos o poetas. Es un área del conocimiento, la política, la economía y la sociedad que está estrechamente vinculada con la continuidad vital de la especie humana. La lucha hoy es entre el poder de las grandes empresas contaminantes con su modelo de explotación irracional de los recursos frente a la movilización de cada uno de nosotros (usted y yo) como parte de los pueblos del mundo que proponemos nuevas formas de convivencia, un humanismo construido por la solidaridad, el respeto y amor a la Madre Tierra. Esta sagrada Tierra que a los habitantes de Ixim Ulew (Guatemala) nos ha regalado mil y un verdes para disfrutar la vida.

1 comentario:

Unknown dijo...

que paso con nuestra capacidad de reconocer las necesidades mas basicas para poder vivir de una manera mas humana y respetuosa con nuestro entorno social y natural. Lastimosamente este tema del resguardo de los recursos naturales a nivel mundial tiene una intervencion politica y economica que unicamente busca dar imagen a aquellos que quieren teñirse de verde mugre financiando causas sin objetivos especificos.