A diez meses de su desaparición seguimos exigiendo que regresen.
Hoy somos Ayotzinapa, ancianos, hombres, mujeres y niños...
Somos el agua y la tierra. El hambre, el sueño el dolor y el cansancio. El triunfo y el fracaso. Los gritos ahogados en el silencio. Somo refugiados y visitantes. Somos ciudadanos del mundo. Somo mexicanos. Somos México.
¡VIVOS LOS QUEREMOS!
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